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Las bacterias de nuestro intestino afectan nuestras emociones: Sugiere estudio.

Escrito por: Peter Dockrill para Science Alert

Traducido por: Dra. María Esther Zurita Jiménez


Mientras más sabemos sobre las bacterias que viven en nuestro intestino, más sabemos sobre el impacto que estas tienen en su conjunto en nuestras vidas - Y no solo en nuestra salud física y bienestar, también en nuestros pensamientos y emociones.


Un nuevo estudio ha identificado la asociación entre dos clases de microbiota intestinal y como estas clases afectan la respuesta emocional de las personas, los investigadores dicen que este estudio es la primera evidencia de las diferencias en el comportamiento relacionadas con el tipo de microorganismos intestinales en personas sanas.


Hasta el momento, la mayoría de la investigación sobre este tema había sido hecha en animales como los roedores, pero recientemente, un equipo de investigadores encabezado por la gastroenteróloga Kirsten Tillisch de UCLA (University of California, Los Angeles) ha mostrado que existen ciertas asociaciones entre el tipo de microbiota intestinal y las reacciones emocionales en seres humanos.


Los investigadores tomaron muestras fecales de 40 mujeres sanas en edades entre 18 y 55 años. Cuando las muestras fueron analizadas, las participantes se dividieron en 2 grupo basados en la composición de su microbiota intestinal. Uno de los grupos mostraba una mayor abundancia de bacterias del género Bacteroides, mientras que el otro grupo demostraba mayor número de bacterias del género Prevotella.


A continuación el equipo estudió los cerebros de las participantes a través de resonancia magnética mientras les mostraban imágenes diseñadas para provocar respuestas positivas, negativas o neutrales.


Lo que encontraron los científicos fue que el grupo que tenía mayor cantidad de bacteroides en el intestino mostró un mayor grosor de la materia gris del cerebro en la corteza frontal y en la ínsula - Estas son regiones cerebrales que procesan información compleja - Y también se encontró un mayor volumen en el hipocampo, estructura que se relaciona con la memoria.

En contraste , las mujeres con mayores niveles de Prevotella mostraron menor volumen en estas áreas cerebrales, y mostraron más conexiones entre las regiones cerebrales con funciones emocionales, sensoriales y de atención.


Cuando se les mostraban imágenes que desencadenan emociones negativas a las mujeres con más bacterias Prevotella, mostraban niveles más altos de ansiedad, inquietud e irritabilidad.

De acuerdo a los investigadores, esto podría deberse a que el hipocampo regula nuestras emociones, y con menor volumen de hipocampo - Posiblemente relacionado de alguna manera con la conformación de nuestra microbiota -, podría explicar una mayor reactividad a los estímulos negativos.


“Tales cambios han sugerido que el resultado es una menor especificidad al momento de comprender el contexto que acompaña a los estímulos externos, este déficit se ha observado en diversos desórdenes psiquiátricos como depresión, desorden de estrés post-traumático y desorden de personalidad limítrofe (borderline), Aunque los sujetos de este estudio son saludables, es posible que los patrones encontrados sí representen factores de vulnerabilidad”.

Es importante tener en cuenta que el estudio fue realizado en un grupo pequeño de personas - Algo que los investigadores admiten sin problema y reconocen que debe realizarse mayor investigación con un número aún mayor de participantes para realmente entender que es lo sucede.


Lo que queda claro es que existe una relación entre los organismos que viven en nuestros intestinos y los pensamientos y sentimientos que experimentamos. Mientras más rápido entendamos esto, más rápido entenderemos cuan emocionalmente poderoso realmente es nuestro “segundo cerebro”.


Estos hallazgos fueron reportados en la publicación científica Psychosomatic Medicine: Journal of Behavioral Medicine.

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